jueves, 16 de junio de 2011

PRE-OCUPACIÓN

Lo pasado ya no les importa, y de lo por venir no tienen la más mínima conciencia. Por eso la palabra preocupación no existe para ellos. Vivir como viven, anclados al presente, hace que la palabra preocupación no tenga sitio en sus vidas. Porque la preocupación existe por algo que pasará, no por algo que está pasando. En el presente no hay preocupación: sólo ocupación. No hay un antes de.
Y así viven, dejados de todo lo que no sea darle gusto al cuerpo momento a momento.

lunes, 13 de junio de 2011

El Sol sigue su camino; ya nada le impresiona.
Ha oído explotar planetas y ni siquiera se ha girado a mirar.
Ya nada le interesa.


Dicen que busca a la Luna, pero las noches le aterran...

miércoles, 8 de junio de 2011

MARLBORO

Pensé, entonces, en lo extraño de mi situación.

Las personas, normalmente, se enamoran primero y después se acuestan. A menudo suele ser así, o al menos por lo que he oído, porque delante de mí pocas personas se han enamorado.

Pero yo no, y no me siento avergonzado, ni más frío, por ello. Perdí la virginidad hace cinco años, más o menos, con una chica con la que compartía clase. Si me la encontrara por la calle no la reconocería, seguramente. ¿Un error? Tener sexo no es un error, que la persona con la que te acuestes sea un error es otra cosa. Soy un pionero, un “machote”, entre todos esos chicos que sueñan con sobresalir entre los demás, contando experiencias, que a veces ni han vivido. Creen que he sentido más que nadie, por haberme acostado con unas cuantas, pero en verdad no.

Sólo distraía mi falta emocional, con reacciones físicas, con insuflaciones de placer que se desvanecían al rato, que no digo que no me gustasen, no, pero se desvanecían..Y las miraba, y todas eran iguales. Iguales al besar, iguales en la cama, igual calor, y la misma maldita marca de tabaco. Si al menos alguna no hubiera fumado Marlboro, hubiera sido todo más original.

Y hace medio año conocí a una chica, una chica extraña que soñaba de día y de noche, a la que le gustaba la lluvia y las películas. A la que no puedes llevar a un cine con la idea de meterle mano de vez en cuando, porque va a ver la película y es imposible distraerla. Una chica que llevaba gorros hasta en verano, que me mandaba correos repletos de citas de libros, una chica que nunca decía te quiero.

Tenía cuatro años más que ella, y sólo me miraba como quien mira a un hermano mayor. Me hería el orgullo, claro, yo que podría tener cualquier otra, mantuve la paciencia al lado suya, viendo películas, bajo la lluvia, con música. Con todas esas cosas, que a veces me frustraban, y me hacían preguntarme si valía la pena. Pero joder, sí, sí que la valía.